Comentario
En 1939, las presiones de Mussolini convirtieron Albania en un protectorado y obligaron al rey Zogú a exiliarse en Londres. En octubre de 1940, desde bases albanesas, una fuerza italiana compuesta por cinco divisiones de infantería, dos motorizadas y dos ligeras atacó Grecia, cuyo ejército se reducía a 100.000 hombres que, ayudados por la aviación británica, hicieron frente a los invasores provocándoles 16.000 muertos y haciendo 24.000 prisioneros. Al cabo de un mes, la invasión italiana había fracasado y los griegos penetraban en Albania en tres direcciones. Los italianos contraatacaron el 9 de marzo, y sufrieron otra derrota, mientras los ingleses establecían tropas en Chipre y desembarcaban en los puertos de El Pireo y Volos.
En los Balcanes, los nazis habían explotado su rompecabezas étnico, religioso, cultural y lingüístico, apoyando a los partidos y grupos afines, de manera que algunos Gobiernos profascistas se adhirieron al Pacto Tripartito. Hungría lo hizo el 20 de noviembre de 1940; Rumania, el 23, bajo presión del mariscal Antonescu, cabeza de un partido nacionalista y místico; Eslovaquia, el 24; Bulgaria permitió secretamente el paso de tropas alemanas hacia Grecia y se adhirió el 1 de marzo. El 25 firmó el príncipe Pablo, regente de Yugoslavia, pero un motín antinazi lo depuso y proclamó mayor de edad al rey Pedro. Hitler ordenó entonces la Operación Castigo: bombardeó Belgrado e hizo invadir Yugoslavia por tropas italianas, húngaras y búlgaras. El Ejército yugoslavo capituló en Bosnia el 17 de abril de 1941 y Pedro II formó un Gobierno en Londres. Yugoslavia fue disgregada: en Serbia se instauró un régimen militar alemán con un Gobierno colaboracionista; la Baja Estiria y Carniola pasaron al Reich; Laibach, la costa dálmata y Montenegro, a Italia; Drauwinkel y la mitad de la Batchka, a Hungría; Macedonia occidental, a Bulgaria. Con el resto se creó el Estado de Croacia bajo la monarquía del duque Aimone de Spoleto, que jamás tomó posesión; gobernaba Ante Pavelic, jefe del partido fascista croata de los ustacha.
La invasión de Grecia corrió a cargo del XII Ejército alemán (von List). Las derrotas italianas en Africa y los Balcanes habían obligado a Hitler a desviar algunas de las fuerzas que necesitaba para la invasión de Rusia. El Ejército griego estaba parapateado en la rudimentaria línea Metaxas mientras los refuerzos británicos avanzaban por las difíciles carreteras. Entre el 6 y el 9 de abril de 1941, los alemanes arrollaron la línea Metaxas y los británicos se replegaron hacia el mar. Cuando, el día 21, se rindió el Ejército griego, embarcaron hacia Creta, donde también se refugió el rey Jorge II con algunas tropas. Se habían concentrado en la isla 28.000 soldados ingleses, australianos, neozelandeses y dos divisiones griegas y, el 20 de mayo, tras un bombardeo aéreo, descendieron 3.000 paracaidistas alemanes y, a pesar de la resistencia de los defensores, prepararon el aterrizaje de 28.000 aerotransportados en planeadores y aviones. Los defensores estaban desmoralizados y faltos de suficiente equipo militar: no obstante, pelearon con determinación hasta que, entre el 28 y 31, la Marina pudo rescatar a 16.500 ingleses y 2.000 griegos. El resto cayó prisionero. A lo largo de las operaciones en la península balcánica, los alemanes habían capturado 90.000 prisioneros yugoslavos, 72.000 griegos y 13.000 británicos a cambio de 5.000 muertos y heridos.